No hay nada como crear tu propio robot para que la imaginación comience a ponerse en marcha. ¿Qué brazos quiero que tenga? ¿Será supersónico? ¿Llevará alas? ¿Botones secretos?
Mil preguntas al aire para darle forma.
Luego viene su caracter, su función, su nombre... ¡Las ideas son infinitas!
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